Juan José, un padre decidido a mover cielo y tierra por una causa que considera justa, está saliendo en los medios para pedir que se reforme la ley para poder enterrar a su hijo no nacido.
La ley otorga este derecho a los bebés nonatos con más de 180 días (6 meses) de gestación, sin embargo su mujer ha sufrido un aborto espontáneo en su casa antes de ese plazo, a los 71 días (10 semanas) de gestación.
Desconociendo la trama legal, al tener el feto en sus manos el padre decidió conservarlo en formol hasta enterarse de qué hacer con él. Pero se ha encuentrado con un vacío legal que impide darle sepultura a su hijo a quien han llamado Miguel.
En un principio pensó en donarlo a la ciencia, pero al consultar con la ginecóloga que atendió a su mujer, ésta le sugirió, con total falta de sensibilidad, tirarlo a la basura.
También le han aconsejado enterrarlo en el jardín, pero los padres dicen que en el jardín tienen enterrados a sus perros y creen que su hijo merece algo mejor.
Si el aborto hubieses sucedido en el hospital, como otros aborto previos que ha sufrido la pareja, tal vez no se hubiesen planteado esta posibilidad (de hecho en un hospital nadie pregunta ni da la opción a los padres, simplemente se descarta como material de desecho orgánico), pero el impacto de haber tenido a su hijo en sus propias manos les motivó a defender su dignidad.
El padre se reconoce católico, pero considera, y adhiero completamente, que poder inscribir a un hijo con su nombre y darle sepultura (aunque no haya nacido) es un derecho que va más allá de la religión. Es una cuestión de humanidad.
Desde Umamanita, el blog de una pareja que ha perdido a su hija no nacida, también se lucha por la misma causa. Seguramente serán muchos más los padres que habrán pasado por un situación similar o se habrán planteado el destino de su bebé después de un aborto.
Espero que estos padres consigan superar los escollos legales para poder enterrar a su hijo como se merece. También para que casos como éste sirvan para que la muerte prenatal deje de ser un tema tabú y desde luego, para exigir una mayor sensibilidad ante la muerte de un hijo, aunque no haya llegado a nacer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario